En nuestros artículos pasados tratamos de establecer algunas bases para iniciar la conversación sobre el tema de la prosperidad. Desde su conceptualización teórica como una medida de bienestar económico y social, hasta una visión más espiritual que nos explicaba que ser agradecidos y contar nuestras bendiciones, actuar de buena fé y con bondad hacia los otros, nos brindará tal satisfacción personal que será más que suficiente para convertirnos en seres prósperos.
Buscando el punto medio entre esas dos visiones, consideremos entonces que la prosperidad es un estado de bienestar, tanto interno como externo, que ofrece a nuestras vidas equilibrio, felicidad, optimismo y satisfacción personal. Este estado de bienestar es generado por nuestras propias acciones y por la actitud que tengamos para enfrentar los constantes desafíos que la vida nos plantea, por esa inquebrantable voluntad de cumplir nuestros sueños o los sueños de las personas que amamos; es la incansable búsqueda de la felicidad.
Entonces, podríamos decir que ¿la prosperidad es igual al éxito? ¿O viceversa?
Reflexionemos.
El éxito -al igual que la prosperidad- ha sido analizado desde diferentes ópticas. No podemos simplemente decir que el éxito equivale a tener un cierto estatus social, ser un hombre acaudalado o poseer múltiples bienes materiales. O que el éxito es el resultado final de una tarea que culminó de manera positiva, como un estudiante que obtiene la máxima calificación cuando presenta una prueba para la cual se preparó. El éxito va mucho más allá.
Ser exitoso o sentirse exitoso, al igual que la prosperidad, es un asunto de actitud y visión. De cómo ves tú la vida y cómo la afrontas a diario.
El Dr. Wayne Dyer lo explica claramente: “Tus sentimientos de éxito y tu experiencia de prosperidad y abundancia dependen de la visión positiva que tengas de ti mismo, de tu vida y del Universo que es de donde provienen el éxito y la abundancia.
”Medir tu éxito no dependerá solo de cuán próspero eres. Un multimillonario que no es feliz no es un hombre exitoso. Pero cuidado, esto no significa que si eres una persona adinerada no puedes ser una persona exitosa. Si ser pobre o rico no determina el éxito de una persona, qué lo define entonces?
Tu tienes la fórmula del éxito. Si has logrado cumplir tus sueños, si has alcanzado todo lo que te has propuesto en la vida, en el plano personal, profesional, familiar o económico, si estás satisfecho y en paz con el ser humano que eres, tanto externa como internamente. Si sabes cómo ser feliz sin importar las circunstancias, si compartes tu felicidad con otros seres. Si eres capaz de visualizarte a ti mismo como una persona de valor, como una persona en armonía contigo misma y con ese Universo que está ahí para ofrecerte todo lo que estés dispuesto a tomar, tus sentimientos de éxito se incrementarán. Y de esta manera, la prosperidad fluirá en tu vida.