¿Alguna vez has jugado con un resorte o muelle? Si te das cuenta se puede apretar muy fuerte y al soltarlo retomará su forma. Lo mismo si le damos un empujoncito escaleras abajo. Se doblará en cada peldaño hasta llegar al final sin variar su estructura ni romperse. Hacer eso con un alambre (o filamento) es imposible, porque se moldeará a la figura que queramos.
Ahora te planteo esta pregunta: Ante una pérdida que impone una presión sobre la manera en que tienes por costumbre vivir, ¿serás como un resorte o como un alambre? La respuesta la puedes encontrar en la definición de resiliencia.
La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) define la resiliencia como el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas.
Significa "rebotar" de una experiencia difícil, como si uno fuera un resorte.
Es una capacidad con la que nacemos todos y que incluye conductas, pensamientos y acciones que se pueden aprender y desarrollar.
Ser resiliente no es cuestión de reprimir el dolor y la tristeza que una pérdida o evento adverso nos causa, sino de cómo se enfrenta y la fortaleza que se obtiene al final del proceso.
Una de las formas que tenemos para desarrollar la resiliencia en nuestra vida es explorar nuestras crisis pasadas. Reflexiona sobre ¿qué tipos de situaciones te han resultado más difíciles en la vida? ¿Cómo te afectaron? Cuando enfrentaste un momento difícil, ¿a quién acudiste por ayuda? ¿Qué has aprendido sobre ti durante momentos difíciles? ¿Cómo has superado los obstáculos? ¿Qué te da esperanzas sobre el futuro?
Cuando decidimos desarrollar esa capacidad de ser como el resorte, es necesario poner en práctica algunos ejercicios que nos ayuden a pulirla. Por ejemplo, hacer planes realistas (por escrito es mejor) y seguir los pasos necesarios para cumplirlos. Adoptar una visión positiva de sí mismos, explorando personalmente y con quienes le rodean cuáles son sus fortalezas y habilidades.
Cada pérdida, sin importar sus dimensiones, servirá de ejercicio para entrenar tu resiliencia. Al final aprenderás a salir con fortaleza de ese viaje llamado dolor. Tomando frases de la tradición taurina sería tomar el toro por los cuernos y salir en hombros de la faena.