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El miedo a perder nos hace perder

¿Cuántas oportunidades perdiste por temor a equivocarte o por miedo a fracasar? ¿Te has preguntado por qué no has alcanzado el éxito en tu trabajo, en tu casa, en tus finanzas personales, en tu vida en general?

Tal vez la respuesta esté en tu actitud frente a una situación compleja; en la ausencia de coraje a la hora de enfrentar riesgos, porque eso implica dejar de lado la seguridad de la rutina, tener que salir de tu zona de confort. ¡El miedo a perder, siempre te hará perder!

O tal vez sí le has puesto corazón, pero te dejas vencer muy rápido por los tropiezos, por experiencias negativas o por influencias externas. El empresario, conferencista internacional y consultor español Álex Rovira, escribió un libro titulado “Los siete poderes” donde enumera los valores que posee todo ser humano capaz de desarrollar cambio para mejorar su realidad individual y colectiva, gracias a la fuerza de sus actitudes.

Esos poderes son:

1. Coraje;

2. Responsabilidad;

3. Propósito;

4. Humildad;

5. Confianza;

6. Amor; y

7. Unión y cooperación.

Rovira, define el coraje no como la simple ausencia de miedo, sino como la conciencia de que hay algo por lo cual merece la pena arriesgarse. El coraje convierte la amenaza en oportunidad.

¡Coraje vs. Miedo, ese el dilema! El coraje es la valentía que se necesita para enfrentar la vida, los retos que ella nos pone a diario; es la determinación, la audacia, el empuje, la temeridad para luchar por lo que queremos, a pesar de todos los obstáculos que vamos a encontrar en el camino y con el mayor entusiasmo posible.

El miedo, su contraparte, paraliza, desalienta, desanima e inactiva. ¡El miedo a perder nos hacer perder!

Todos conocemos historias de alguien que, con mucho coraje, ha afrontado una adversidad para finalmente salir exitoso. El cine está lleno de películas de personajes temerarios que pasan miles de penurias para ir tras un ideal, una meta.

¿Recuerdas el personaje de Scarlett O’Hara, la muchacha rica de la novela “Lo que el viento se llevó” que se vino a menos durante la Guerra de Secesión estadounidense, que luchó contra una sociedad conservadora que veía con malos ojos el hecho de que una mujer triunfará en los negocios y se volviera autosuficiente? ¿Recuerdas a William Wallace, el soldado escocés que dirigió a su país contra la ocupación inglesa del rey Eduardo I de Inglaterra en la Primera Guerra de Independencia de Escocia, y cuyo personaje fue interpretado por Mel Gibson en la película “Corazón valiente”?

La pedagoga y experta en innovación educativa Carmen Pellicer, dice que el coraje “es una disposición que asociamos normalmente al valor físico, pero también tiene una dimensión mental que se traduce en la valentía para afrontar desafíos, confiando en uno mismo a pesar de las dudas que puedan tener los otros o de las dificultades que presente la tarea”.

“Nunca podrás cruzar el océano, a menos que tengas el coraje de perder de vista la orilla” (Cristóbal Colón)

Es decir, que existe el coraje como valor físico, pero también como valor intelectual. Y quizás este último sea determinante en tu camino hacia el éxito, porque es el que te permitirá avanzar aun cuando exista miedo o inseguridad. Experiencias negativas o temor al fracaso inhiben la posibilidad de elegir opciones arriesgadas.

Por su parte, Jaime Burque, psicólogo y miembro del Centro de Psicología Hodgson & Burque, refuerza el planteamiento de Pellicer exponiendo las fortalezas psicológicas del coraje. Para él, el coraje es un ejercicio de voluntad enfocado a conseguir metas frente a obstáculos internos o externos y las personas que poseen coraje como valor intelectual tienen las siguientes fortalezas psicológicas: valentía, integridad, persistencia y vitalidad.

Poseen valentía quienes actúan siguiendo sus convicciones y creencias frente a cualquier peligro o dificultad. La valentía es una fortaleza que no se expresa solo en lo físico. Burque identifica también la valentía psicológica y la valentía social. En la primera, la persona se enfrenta con valor a sus conflictos internos; y en la segunda, la persona mantiene sus criterios éticos y valores morales aun a riesgo de perder amigos, trabajo o reputación.

“La prueba más grande de valor en este mundo es saber sobrellevar una derrota sin perder el ánimo” (Quote 8) (Robert G. Ingersoll) Poseen integridad quienes viven sus vidas de acuerdo a sus valores personales y se responsabilizan de quiénes son y de lo que hacen. Las personas íntegras viven sus vidas evitando cualquier tipo de hipocresía o dobles vidas, son consistentes con lo que dicen y hacen, suelen comprometerse con otros individuos, principios o ideales y son personas coherentes con los valores que defienden y sensibles ante las necesidades de los demás.

Poseen persistencia quienes se mantienen a pesar de los obstáculos, dificultades y desmotivaciones y visualizan sus metas hasta el final. Persistencia es sinónimo de perseverancia y lucha frente a las adversidades. Las personas persistentes tienen perspectiva, porque trabajan duro en cada meta establecida. Burque asegura que no es ninguna sorpresa, por tanto, que perseverancia y éxito vayan de la mano. Ejemplos de persistencia hay muchos, pero te dejamos dos: Tomas Alva Edison y John D. Rockefeller.

Poseen vitalidad quienes abrazan la vida con brío y entusiasmo. Las personas con vitalidad no dejan las cosas a mitad de camino y viven la vida como una aventura, evitando la depresión, el desánimo y el desaliento. La vitalidad implica una inyección de energía positiva. Burque ofrece una serie de recomendaciones para desarrollar el coraje como valor intelectual que podemos resumir de la siguiente manera: 1.- Trabaja los pensamientos negativos que bloquean tu persistencia, obsérvalos, reflexiona sobre ellos, y busca la manera consciente de reducirlos. 2.- Desarrolla la proactividad y no la reactividad. Recuerda que te pueden pasar muchas cosas, pero tú y sólo tú, eres responsable de cómo reaccionar ante esos estímulos. 3.- Utiliza la tecnología como herramienta para ayudarte a motivarte (agendas, aplicaciones especiales del móvil, decirlo en público). Escribir lo que te propones te ayuda a ser más realistas y a motivarnos constantemente. 4.- Aprende a recompensarte dándote ánimo y con afirmaciones positivas cada vez que vez que avanzas hacia la meta. 5.- Fíjate una meta realista y crea un plan para ajustarte a él. Al igual que el miedo es un requisito previo para la valentía, el desafío es un requisito previo para la perseverancia. 6.- Termina un proyecto antes del tiempo fijado, pues la persistencia necesita de pequeños avances para crear buenos y efectivos hábitos. 7.- Al levantarse cada mañana, haz una lista de cosas que quieres conseguir hacer ese día y asegúrate de conseguirlo hacer ese día. No pospongas. 8.- Trabaja tu autoestima. Cuanto más seguro estés de ti mismo más seguirás hasta el final. 9.- Motívate de manera efectiva, saboreando tus victorias y animándote ante la derrota.

Lo que nos hace vencer el miedo, es el amor. Álex Rovira, conferencista internacional y consultor español, ha dicho algo muy cierto: “Sin la pasión, sin el entusiasmo, sin la alegría, sin la inteligencia emocional, sin la inteligencia social, la humanidad no se humanizaría, no evolucionaría, no crecería y se quedaría fijada en umbrales de máxima incompetencia, que nacen del miedo”.

El coraje convierte la amenaza en oportunidad, ¡No la desperdicies!


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