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Equivócate más, equivócate distinto, equivócate mejor

La semana anterior hicimos mención a un libro escrito por el empresario, conferencista internacional y consultor español Álex Rovira, “Los siete poderes”, en el cual enumera las virtudes necesarias para llegar a ser una persona exitosa:

1. Coraje;

2. Responsabilidad;

3. Propósito;

4. Humildad;

5. Confianza;

6. Amor; y

7. Unión y cooperación.

En esa oportunidad hablamos del coraje. Hoy quiero compartir contigo la segunda de ellas: la responsabilidad. La responsabilidad es definida como el cumplimiento de las obligaciones o el cuidado al tomar decisiones o realizar algo; es además el hecho de ser responsable de alguien o de algo y también se refiere a la obligación de responder ante un hecho.

Rovira define la responsabilidad como la capacidad de dar respuesta a los errores, los cambios, los fracasos y las crisis que nos presenta la vida, pero asegura además que el verdadero éxito no es posible a menos que seas responsable y vivas todo revés como una gran oportunidad de aprendizaje.

De hecho tiene una frase que sintetiza su análisis sobre este valor humano: “Equivócate más, equivócate distinto, equivócate mejor. Es la única manera de transformar radicalmente la realidad. Ensayo y error sin cesar”.

Las personas prósperas tienen virtudes en común que no pueden ser achacadas simplemente a la “buena suerte”: sentido de responsabilidad, sentido de la oportunidad (ven el error como generador de oportunidades), son perseverantes, confían en sí mismos y en el otro, manifiestan una actitud positiva y tienen sentido común.

El éxito de las personas prósperas es que se saben responsables de sus acciones, especialmente ante la adversidad. Si ésta se presenta en sus relaciones humanas o en su trabajo, se cuestionan en qué medida han sido responsables de la situación, identifican las circunstancias que la han generado y actúan en consecuencia para resolverlas. Las personas responsables se muestran poco proclives a culpar a otros y asumen su contribución al problema u error que se presenta en sus vidas.

La responsabilidad es una cualidad, un valor del ser humano y es característico en quienes son capaces de comprometerse y actuar de forma correcta La profesora Ramona de Febres, especialista en el tema de educación en valores, explica que tradicionalmente se espera que una persona actúe de forma responsable, ejerciendo sus derechos y desempeñando sus obligaciones como ciudadanos. No duda en señalar que el éxito personal – en cualquier área que te propongas –, va a depender en gran parte de esta virtud – o poder como lo define Rovira –, porque tiene que ver con el ejercicio del compromiso que dignifica a cada persona.

Febres dice que la “responsabilidad también tiene que ver con asumir las consecuencias de nuestras decisiones y acciones. Una persona responsable es aquella que respondiendo al llamado de su conciencia, de Dios o de sus semejantes, cumple integralmente las obligaciones que se derivan de sus propios talentos y capacidades y del puesto que ocupa en el espacio social en que se desarrolla”.

Ante un estímulo siempre se produce una respuesta y ésta dependerá en gran medida de la formación que cada quien haya recibido. Para desarrollar el sentido de la responsabilidad y lograr que este valor crezca dentro de nosotros, es necesario revisar tareas y deberes, despertar el afán de superarnos día a día y ayudar a otros a ser más responsables.

La responsabilidad conlleva tres aspectos fundamentales: saber oír, saber interpretar el estímulo y tener capacidad y calidad de respuesta.

Saber oír: Además de percibir e interpretar sonidos, significa hacernos cargo de lo que escuchamos. “Dios ha colocado en cada ser humano dos orejas y una boca. Esto significa que debemos oír el doble de lo que hablamos”, acota la profesora. Entonces tenemos que aprender a oír, a ser más receptivos y menos reactivos. Pensar, analizar y tomar conciencia de que cada respuesta que damos deja una huella en quien la recibe.

Interpretar el estímulo: Cuando tomas conciencia del acto de oír, inmediatamente reflexionas, no te dejas llevar por el impulso y decides qué es lo mejor que debes transmitir o cuál es la respuesta más oportuna. Debemos ser más analíticos y despojarnos de la emotividad negativa a la hora de responder.

Capacidad y calidad de respuesta: El ser humano por su inteligencia y voluntad determina su conducta. El camino hacia la felicidad y la prosperidad, pasa necesariamente por la capacidad para asumir y enfrentar retos. Tener responsabilidad, es una postura mental, una filosofía de vida, una actitud marcada por el conocimiento y dominio interior y por la conciencia plena de dar lo mejor de cada uno de nosotros en cada momento. ¿Quién decide tu capacidad de respuesta, tu conducta responsable? Todo lo que sale de ti te pertenece.

Quisiera terminar este post reproduciendo este escrito de Pablo Neruda acerca de la responsabilidad que se llama “Tú eres el resultado de ti mismo”:

“No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.

Nunca te quejes del ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer; las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón. Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar. No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso. Sí, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido tú. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente. Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, y tus problemas, sin alimento, morirán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que es el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo. Comienza a ser sincero contigo mismo, reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte. Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo. Reconociéndote a ti mismo más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú mismo eres tu destino.

Levántate y mira por las mañanas, y respira la luz del amanecer. Tú eres la parte de la fuerza de la vida. Ahora… despierta, camina, lucha!! Decídete y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados”. En síntesis, responsabilidad es la capacidad de dar respuesta a los errores, errando.

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Orlando Esclona
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