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La mayor riqueza reside en el corazón

En este post queremos desarrollar un tema considerado como una virtud entre quienes han alcanzado el éxito: el propósito de vida. Ya el conferencista español Álex Rovira, habla en su libro “Los Siete Poderes” del propósito como uno de los siete valores o virtudes fundamentales para alcanzar el éxito, y él lo define como “la voluntad y entrega” que tiene un individuo para lograr que su sueño se haga realidad. Cada uno de nosotros nace para tener un propósito que le dé sentido a la vida, pero también nace o adquiere a lo largo de los años, talentos y habilidades para poder llevarlo a cabo. De lo contrario, la vida sería absurda y hasta aburrida, ¿no crees? ¿Qué te mueve a ti? ¿Cuál es tu motor? ¿Qué te impulsa a levantarte cada mañana para ir a trabajar o para ir a estudiar? El cansancio, la apatía, el desgano y la flojera son síntomas de que te falta autorrealización. Cuando no amas lo que haces, ves en cada tarea que desempeñas, una penitencia y eso, a la larga, puede generarte problemas de salud asociados al estrés. Cuando haces lo que te gusta, lo que te apasiona, lo que te motiva a seguir adelante, no tienes tiempo para este tipo de sensaciones ni para poner excusas. Cuando te aferras a un propósito y tu voluntad es inquebrantable, esa determinación te llevará a alcanzar tu meta.

Los seres humanos no somos seres irracionales, como los otros animales. Aprendemos del pasado, planificamos el futuro y necesitamos darle sentido a la vida y esto último no tiene que ver exclusivamente con la generación de riquezas.

Acumular riquezas y dedicarse a los placeres no da sentido permanente a la vida. Seguramente te has sorprendido cuando te enteras que algún actor o cantante exitosísimo se quitó la vida, teniéndolo todo y todo quiere decir dinero, fama, “amistades” y comodidades. Inmediatamente exclamas “¡No lo puedo creer! ¿Qué le pasó?”. Puede haber algunas respuestas – que van desde enfermedades físicas incurables hasta estados depresivos severos –, pero casi siempre la principal gira en torno a lo vacía que estaba su vida. Esa desagradable sensación de vacío.

Hombres y mujeres que se abrazan a las drogas o al alcohol porque desean experimentar “emociones más fuertes”. Ya nada los complace, ya nada los satisface porque “lo tienen todo”, ya no tienen un propósito de vida, no tienen una razón de ser, no saben cómo usar sus habilidades para ayudar a los demás. Y se olvidan de que la vida es un cambio constante, que hoy estás arriba y mañana puedes estar abajo, y que cada crisis se te presenta como una nueva oportunidad para crecer, para cambiar, para establecerte nuevos propósitos.

El doctor y conferencista Wayne Dyer, refiere lo siguiente acerca del propósito de vida: “Ocupará un lugar principal en tu mente el modo en que puedes servir a las necesidades de quienes te rodean, centrándote siempre en sus necesidades y lo que les corresponde. Tener un propósito significa, de manera general, estar en paz contigo mismo, y esta paz es lo que puedes dar”.

La coach Tamara Medina Sapovalova, ha reflexionado sobre el punto y dice que los seres humanos no nos tomamos el tiempo necesario para evaluar el entorno en el que vivimos y por tal motivo, toda esa información que manejamos a diario proveniente de conversaciones, libros leídos, programas vistos, etc., muchas veces interfiere con nuestros objetivos y propósitos de vida.

¿Pero cómo definir nuestros propósitos? Algunas personas los tienen muy claros, pero otras van por la vida sin habérselo preguntado o encontrado.

Sé sincero contigo mismo y responde ¿Qué sientes los días lunes de cada semana? Si no tienes un propósito de vida seguramente te dan ganas de llorar, ¿verdad? Y empiezas a quejarte y a pensar en todo lo que falta para que llegue el viernes en la noche.

Si es así, es hora de que te tomes un tiempo y empieces a reflexionar para que encuentres tu propósito de vida. Sin presiones – porque esto no se resuelve de un día para otro –, toma una hoja y contesta en ella a estas preguntas: ¿Qué te inspira?, ¿Qué te gusta hacer?, ¿Qué te apasiona y haces con placer?, ¿Qué talentos tienes que te hacen especial?, ¿Qué tareas se te dan bien?, ¿Para quién lo haces?, ¿Qué es lo que quieren o necesitan de ti?, ¿Cómo cambian o se transforman las personas que están a tu alrededor como resultado de lo que tú compartiste con ellos?, ¿Cómo puedo contribuir con mi sociedad de acuerdo a mis cualidades especiales?, ¿Qué legado me gustaría dejar para mis hijos, nietos o futuras generaciones?, ¿Cómo me gustaría que me recuerden cuando pase a mejor vida?, ¿Qué me hace perder la noción del tiempo?, ¿En qué utilizo mi tiempo libre?, ¿Qué me hace sentir bien conmigo mismo?, ¿Qué haría si sólo me quedasen seis meses de vida?, ¿O qué haría si tuviera todo el tiempo y el dinero del mundo?, ¿Cuáles son los valores que siempre defiendo? Tus respuestas son tuyas. No necesitas compartirlas con alguien o buscar aprobación de otros.

El ejercicio más importante que puedes hacer para dar dirección y significado a tu vida es encontrar tu propósito. Cuando ya sabes cuál es, es mucho más fácil poder satisfacerlo y tener una vida más gratificante, porque puedes empezar a definir visión, objetivos y áreas de responsabilidad estableciendo prioridades reales sobre las acciones que vas a realizar, diciendo no a cosas que te alejan de lo que quieres alcanzar y enfocándote en lo realmente importante.

María Mikhailova, publicista, especialista en marketing y coach, hace hincapié en el hecho de que nunca es tarde para fijarse nuevos propósitos, que aun cuando te equivoques, tendrás la opción de cambiar, de hacer algo nuevo, de aprender, siempre y cuando estés dispuesto a convertirte en la persona que deseas ser y, por supuesto, decidido a salir de tu zona de comodidad o confort, cuestión que implica abandonar los miedos.

Lo que nos hace vencer el miedo, es el amor. La mayor riqueza que poseemos reside en el corazón. Los humanos estamos diseñados para encontrar un sentido a la vida, a través del amor y eso es lo que nos hace seguir adelante.

Encontrar tu propósito consiste en buscar ese valor extra que ofreces, eso que haces que tiene cierta trascendencia, que influye de alguna manera en la vida de otras personas. Encontrar tu pasión es sólo el comienzo.

Si no te conoces a ti mismo, difícilmente sabrás qué es lo que quieres. Si estás inseguro, posiblemente terminarás actuando conforme a lo que otras personas decidan por ti. Por eso es que te recomendamos responder las preguntas sugeridas, para que sepas a dónde quieres ir, qué es lo que quieres.

Disciplina, perseverancia y actitud positiva son claves para la obtención de tus objetivos, pues nada te va a caer del cielo gratis, a menos que estés esperando un aguacero.

Trabaja por amor y no por dinero, trabaja no para servirte sino para servir a los demás. ¡Haz la diferencia! Cuando trabajas por amor, tus capacidades crecen, al igual que tu creatividad y tus ideas. El motor que te impulsa a avanzar estará siempre encendido. Las personas exitosas siempre saben sacar provecho de cualquier situación por más difícil que sea. Busca lo positivo en cada circunstancia. Haz de una crisis tu oportunidad. Es parte de nuestro diseño de vida, es la mejor forma de cambiar la desesperación por tranquilidad, la frustración por el éxito.

Conocer tus habilidades te acerca a tu propósito de vida. Después que lo tengas claro, habrá que tener en cuenta cómo tu pasión puede materializarse, creando una estrategia, un plan de acción, sopesando los pros y los contras.

Para lograr tu propósito, procura rodearte de gente con más experiencia que tú, de la cual puedas aprender; sal de tu apatía conformista, especialmente si no te satisface lo que vienes haciendo; dale un significado a todo lo que has vivido; determina qué es lo que te hace diferente a los demás y cómo puedes influenciar positivamente a tu entorno con esas herramientas que te ha dado la vida. Haz de cada lunes un viernes, haz que cada día de tu vida sea un fin de semana. Y si vuelves a sentir apatía por lo que haces, empieza de nuevo, nunca es tarde para cambiar.

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